martes, 21 de abril de 2015

Soldadura colector de titanio de BMW M3

Más titanio a soldar. Ese material un 50 por ciento más ligero que el acero, con la misma resistencia y que tan habitual es en el mundo de la competición hoy en día.

En este caso se trata de un impresionante escape de un BMW M3 que ha sufrido un golpe y tiene diversas roturas y fisuras repartidas a lo largo de sus pletinas y sujeciones. Como se puede ver en las fotos, hay sitios donde ha recibido un impacto que ha provocado que se doble el tapón del silencioso con lo cual se ha generado también una raja que ha terminado por expandirse y hacerse un pequeño agujero. Además, hay pletinas que han perdido su sujeción al tubo y otra que presenta una fisura aunque está en su posición original.

Soldar titanio siempre es complicado, ya he dicho en un post anterior, en el cual soldaba un silencioso de moto, que este material es altamente reactivo con el oxígeno atmosférico por lo tanto hay que tener una precaución muy grande para aislarlo en el momento de hacer la soldadura. Este escape va a ser también un desafío debido a que tiene algunas roturas en unos sitios a los cuales apenas se puede acceder con la antorcha a menos que desmonte el escape rajandolo y volviendo a soldar, lo que es improductivo debido al tiempo y al coste que supondría.

Así es que voy a proceder a desmontar solamente las pletinas para poder rellenar los agujeros que se han creado en los tapones de los silenciosos donde unían con las mismas, y una vez hecho eso voy a resoldar las mismas en su lugar original, con lo cual espero que el escape quede de nuevo en condiciones de no perder gas y de soportar los esfuerzos y vibraciones a los que esté sometido.

Como imaginé, al quitar las pletinas y empezar a soldar algunos de los agujeros me encontraba fuera de posición, con lo que se comprometió ligeramente el aislamiento del charco. Es el precio que sabía que tendría que pagar en este caso. No obstante, la gran cantidad de material que tuve que aportar debido a la finura de la chapa y su tendencia a agujerear, hizo qué el agujero quedará totalmente tapado y con una alta consistencia a pesar de la ligera oxidación que pudo tomar en el proceso de enfriamiento.

Es importante destacar la complejidad que supone el estar soltando piezas de diferente grosor, ya que las pletinas y el tubo colector son de un milímetro y las tapones del silencioso son de sólo 0,6mm, con lo cual dificulta la unión de ambos lados, por lo que hay que tener mucha precaución y tacto con la antorcha para saber dónde pones el calor y cómo distribuyes el arco entre las dos piezas a soldar.

A pesar de todo, consigo rellenar esos agujeros y empiezo a soldar las pletinas sin ningún tipo de problema consiguiendo el color brillante de titanio necesario para demostrar el buen aislamiento del charco y, por lo tanto, el estar libre de oxidaciones de algún tipo.

Otro proyecto acabado y otro escape devuelto a la vida para que, con suerte, ruja y dure unos cuantos años más.

Antonio Maeso

2015

 

 

 

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